El desarrollo de Vaca Muerta ha pasado por diferentes etapas en cuanto a cuestiones ambientales. En un principio, fue muy cuestionado por el uso del agua, luego por el manejo de los residuos, se continuó con la consulta previa a comunidades, y en este último tiempo se ha instalado el tema de la sismicidad inducida. Todas son etapas por las que ya pasaron otras cuencas más desarrolladas conforme se va intensificando la actividad.
En los últimos años, zonas específicas de la cuenca neuquina experimentaron un marcado aumento en la actividad sísmica, generando preocupación y debate sobre su posible relación con prácticas industriales como la fractura hidráulica y la inyección en pozos sumideros. Según datos del Instituto Nacional de Previsión Sísmica, desde 2015 se han registrado cientos de sismos en áreas cercanas a Añelo, lo que marca un cambio drástico en el panorama sísmico de la región.
La coincidencia temporal y espacial entre la actividad industrial y el aumento de la actividad sísmica no pasa desapercibida. Prácticas como la fractura hidráulica y la inyección en pozos sumideros, que involucran grandes cantidades de agua residual, han cobrado relevancia en la zona, planteando interrogantes sobre su impacto en la estabilidad geológica.
Lea la nota completa en Río Negro.