El pasado jueves 24 de abril la secretaría de Energía de la Nación publicó la Resolución 165/25 que puede haber pasado sin demasiadas pompas, pero que marca el inicio de una nueva era para los hidrocarburos de Argentina, y en especial para el segmento del gas natural, pues determina un cambio de paradigma en la visión de un país que dejó de perseguir la meta del autoabastecimiento, y su consiguiente escasez de energía, a un país que enfatiza la abundancia de sus recursos, y que por eso aprobó la primera exportación a 30 años.
El andamiaje legal para autorizar al consorcio Southern Energy a exportar de forma ininterrumpible hasta 11,7 millones de metros cúbicos de gas natural por día, el equivalente a unas 6 millones de toneladas métricas de gas licuado (GNL), comenzó a edificarse el año pasado, con la reforma introducida en la vieja Ley de Hidrocarburos por medio de la Ley Bases.
Allí se planteó este cambio copernicano en la forma de ver al sector petrolero, dejando de lado la vieja premisa del autoabastecimiento, pergeñada en los años en los que el país era un importador serial, a la visión que hoy impone Vaca Muerta, con su abundancia de recursos.
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