Camiones eléctricos acabaron siendo un fracaso millonario

La idea no es nueva. Para contrarrestar la poca autonomía y el elevado peso de las baterías del camión eléctrico, se alimenta el motor eléctrico directamente gracias a una catenaria. Siemens aplicó el viejo concepto del trolebús a los camiones. Voilá, un sistema sencillo y eficaz. Y un sistema que finalmente no resulta ni viable ni efectivo.
El transporte de mercancía por carretera es una parte esencial de la economía europea. Al mismo tiempo, los camiones suponen el 25% de los gases de efecto invernadero del transporte por carretera y el 6% de todos los gases de efecto invernadero registrados en Europa.
Así, reducir las emisiones del transporte por carretera es vital para que Europa alcance sus objetivos de reducción de gases de efecto invernadero, plasmado en su propuesta Fit for 55.
Esa reducción pasa necesariamente por camiones de emisiones cero o al menos de muy bajas emisiones. De ahí que, al igual que con el coche, el camión eléctrico sea visto como la solución.
Sin embargo, el camión eléctrico tiene un inconveniente de peso. Literalmente. Y es que para disponer de una autonomía que pueda ser considerada como realista por los operadores y conductores, se necesitan enormes y sobre todo pesadas baterías.
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