Tras echar a volar la gigantesca turbina eólica aérea de 50KW, China levantó la turbina eólica más alta del mundo. Las expectativas fueron altas desde el principio, pero ahora han descubierto que provoca un extrañísimo efecto. La energía eólica es una de las más relevantes en el campo de las renovables. Cada vez se utiliza más por su capacidad para producir energía limpia sin generar gases de efecto invernadero. La ‘herramienta’ principal con la que se aprovecha este tipo de energía es la turbina eólica, también conocida como aerogenerador.
Una turbina eólica se trata de un dispositivo mecánico que transforma la energía del viento en energía eléctrica. Su diseño está trazado de tal manera que permite convertir la energía cinética del viento en energía mecánica a través del movimiento de las palas del rotor, que posteriormente se transforma en electricidad con un generador. El funcionamiento de este dispositivo se cimenta en tres leyes fundamentales de la física.
La primera es que la energía generada por la turbina es proporcional al cuadrado de la velocidad del viento. Esto quiere decir que, si la velocidad del viento se duplica, la potencia creada incrementa cuatro veces. Por otra parte, la energía disponible es proporcional al área barrida por las palas, lo que quiere decir que cuanto más grandes son las palas, más aumenta la cantidad de energía captada.
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