Para muchos pesimistas, la recuperación de los valores energéticos, que lideran los resultados mundiales últimamente, no es real. La consideran un paso en falso fruto de los recortes de la OPEP+ y del temor a una escalada bélica, pero se equivocan: el auge del sector se basa en unos sólidos fundamentales, que se mantendrán en 2024. Para rentabilizar este entorno, no debe limitarse al índice Merval.
Cuando el sector energético registró un excelente rendimiento en 2022 tras la subida de precios del petróleo, la mayoría opinaba que la invasión de Ucrania, el levantamiento de los confinamientos en China y los recortes de la OPEP+ reducirían la oferta. Esta contracción supuestamente elevaría los precios y favorecería a las acciones energéticas en 2023.
Para desilusión de los más optimistas, esto no sucedió: el componente energético del MSCI All Country World registró una pobre subida del 5% (en USD) el año pasado, frente al 22,2% que anotó el conjunto del mercado.
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