Comenzamos el mes de marzo y, en la zona suroeste de Europa, las lluvias van a ser persistentes este mes. En pocas palabras, el frío no se va a ir tan rápido y vamos a tener que enfrentarlo con algo fundamental en muchos hogares: gas. Sin embargo, encender la estufa supondrá un desafío porque las reservas de gas en Europa están al borde de la congelación.
Crisis en Europa. El año comenzó con Rusia cortando el suministro de gas a Europa, que circulaba a través de Ucrania. Esto ha provocado que Europa tenga que depender del GNL estadounidense, qatarí y australiano, así como del gasoducto TurkStream. Sin embargo, lo que realmente preocupa es el estado de las reservas de gas, que están a un 35-40% de su capacidad ante el aumento del precio y de la demanda por las condiciones climáticas cada vez más frías.
Las reservas. La Unión Europa varias veces ha sacado pecho certificando que no tenían que depender más de Rusia o que las reservas eran suficientes. No obstante, los datos tienen otra cosa que decir: los depósitos de gas en Europa se encuentran al 35-40% de su capacidad máxima, un nivel muchísimo más bajo que años anteriores que alcanzaron entre 55-60% en la misma época del año.
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