El año 2024 recibió a la Argentina no solo con importantes cambios a nivel país, sino que además con el anuncio del presidente Biden de los Estados Unidos suspendiendo la aprobación de nuevas autorizaciones de exportación de gas natural licuado (GNL), incluyendo importantes proyectos que estaban destinados al abastecimiento de Europa y Asia. La suspensión se fundamenta en cuestiones ambientales principalmente asociadas a las políticas de ese país en materia de cambio climático.
Ahora bien, ¿cómo se relaciona esta noticia con la Argentina? ¿Tiene Argentina los recursos y la capacidad para reemplazar los proyectos suspendidos? ¿Qué faltaría para que la Argentina alcance este objetivo?
Se proyecta que al 2050, un 75% de la demanda de GNL provendría de países asiáticos alcanzando un volumen de unas 500 millones de toneladas anuales. Además, la guerra en Ucrania y ahora el conflicto en Gaza acentúan la tendencia en el mundo hacia la contractualización en el largo plazo del suministro de GNL. La posibilidad de contractualización en el largo plazo es de primaria importancia para la viabilidad de los proyectos argentinos, ya que el respaldo de estos contratos con Offtakers (compradores) extranjeros es vital para el financiamiento de la infraestructura que debe construirse para viabilizar los proyectos locales.
A partir del descubrimiento del yacimiento no convencional Vaca Muerta y la factibilidad técnico-comercial de su explotación, sabemos que existen recursos suficientes para abastecer las necesidades de gas natural de los argentinos por varias generaciones. Además, las empresas operando en la Argentina ya han demostrado en más de una década de actividad no convencional que cuentan con la capacidad técnica y operativa para eficientemente desarrollar y operar diligentemente estos recursos en gran escala.
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