¿Hasta cuándo puede el país apostar a los combustibles fósiles?

Argentina se encuentra en un buen momento con respecto a la producción de petróleo, incluso pese a la problemática que representa poder importar los insumos necesarios. El país viene recuperando su producción de crudo, tal es así que su explotación se expandió un 8% interanual durante mayo.
El crudo procesado por parte de las refinerías locales, por ejemplo, promedió los 534 kbbl/día en el primer semestre del año. Dicho valor se ubica por encima de los niveles verificados en los años previos (+14% respecto del mismo período de 2019 y 2022).
A su vez, las exportaciones de petróleo totales del país aumentaron un 17% interanual durante los primeros cinco meses del año, arrojando un promedio de 116.000 barriles de crudo por día. El incremento viene de la mano del desarrollo no convencional en Vaca Muerta, de la Cuenca del Golfo San Jorge, como también de otras regiones productoras de hidrocarburos. Pese a todo, el escenario actual refleja que Argentina puede dar mucho más en el escenario global de la exportación de petróleo, y debería profundizar los proyectos offshore y mejorar las condiciones de inversión en el sector.
El petróleo se enmarca como una energía de transición, que junto a la inauguración del primer tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), abre la posibilidad de lograr la autonomía energética. En un par de años, en el caso del gas licuado, su exportación permitirá que la balanza energética pase a dar números positivos. De acuerdo a las proyecciones que se han realizado, el nuevo gasoducto producirá 44 millones de M3 adicionales permitiendo un ahorro de 4200 millones de dólares.
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