Hidrocarburos e industria minera: los mismos desafíos y una gran diferencia

Los hidrocarburos y la industria minera emergen frente a la crisis como una oportunidad inaplazable en un país que eludió su desarrollo, se auto-entrampó en mitos y en donde todavía hay quienes rezan por lluvias para que nos salven las cosechas y la economía.
La similitud está en las condiciones que nos apunta el exsecretario de Energía Daniel Montamat y que ambas actividades requieren. En minería son proyecciones de mediano y largo plazo. No necesita subsidios, pero con un riesgo país superior a los 2.000 puntos, inflación anual y brecha cambiaria cercanas al 100% e indisponibilidad de divisas sólo seguiremos hablando, a riesgo de ser repetitivos, de nuestra gran potencialidad.
Mandato moral
Otros países abastecen hoy una creciente demanda surgida del mandato moral de las Naciones Unidas tras el acuerdo de París sobre las medidas necesarias para mitigar el cambio climático, que apuntan a neutralizar emisiones de gases efecto invernadero para el año 2050.
Está en juego la habitabilidad humana del planeta. Nada más ecológico entonces que la extracción y obtención de los llamados minerales críticos, donde litio y cobre, pero también uranio, níquel y plata -con los que contamos- son necesarios para generar energía sin emisiones y con capacidades de almacenaje fundamentales para la electromovilidad.
Necesitamos transportar gas natural desde gasoductos; décadas de miopía política hicieron que estemos pagando un precio por no haberlos construido. La gran minería del cobre necesitará de mineroductos para acercar sus concentrados a puertos, y no necesitará del Estado para financiarlos. Sí necesita normalidad macroeconómica, inteligencia para entender que, sin un esquema tributario competitivo, no podremos arrancar.
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