Nigeria lo tenía todo para ser uno de los países más avanzados de África. Su territorio tiene por ‘decreto divino’ las segundas mayores reservas probadas de petróleo dentro del continente, además de contar con salida al mar, algo de lo que no pueden presumir todos los países africanos. Sin embargo, Nigeria no ha sido capaz de explotar sus recursos naturales con éxito y mucho menos lograr que los pocos beneficios obtenidos sirvan para mejorar la vida del conjunto de la población. Además, la situación de la industria petrolera, en plena caída, parece no haber tocado fondo todavía. Nigeria se enfrenta a una fuga de empresas extranjeras ante el ‘descubrimiento de las Américas’.
Nigeria tiene unas reservas probadas de petróleo (rentable y técnicamente extraíble) que superan los 36.000 millones de barriles, una cantidad similar a la de EEUU. Sin embargo, mientras que EEUU produce entre 12 y 13 millones de barriles de petróleo por día (mbd), Nigeria está siendo incapaz de mantener el bombeo por encima del millón de barriles diarios. Este país llegó a producir hasta 2,5 millones de barriles de petróleo por día, pero los sabotajes, la corrupción y la falta de estrategia e inversión han provocado que su bombeo caiga hasta los 1,2 – 1,3 millones de barriles diarios de crudo.
La historia del rey africano del petróleo es cuando menos curiosa y está llena de contradicciones o paradojas. Nigeria es uno de los principales productores de petróleo de África, pero importa productos refinados del petróleo para su propio uso, lo que deja entrever la incapacidad de su tejido industrial y sus instituciones para aprovechar el máximo el ‘oro negro’ que se esconde bajo su suelo. El sector nacional de petróleo y gas natural ha tenido problemas durante muchos años, y la mayoría de sus refinerías estatales operan muy por debajo de su capacidad debido al mantenimiento deficiente.
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