Mientras que la Argentina terminó 2023 en el mismo nivel de actividad que a inicios de 2022, el conjunto de firmas de la rama de la energía y minería creció 19%. Esta realidad es particularmente llamativa a partir de abril de 2023, cuando la actividad agregada comienza a contraerse y el sector energético, en contraposición, inició un proceso de fuerte expansión.
Hay una serie de factores, algunos específicos y otros más generales, que indican que este desacople se consolidará en los próximos meses. Y en gran medida tienen que ver con cierta tendencia a la normalización de las condiciones macroeconómicas locales, que sitúan a las firmas de gas y petróleo en un estadio de competitividad superior.
La iniciática liberalización de los precios locales de los combustibles, acercándose a sus valores de paridad internacional, aleja al rubro energético doméstico de la discrecionalidad del Estado y permite alinear incentivos que van en dirección al aumento de la producción.
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