Los usuarios residenciales comenzarán a pagar desde este mes boletas más abultadas a partir de un precio más alto de la energía, por la quita de subsidios que aplicó el Gobierno desde junio, y de un consumo más alto por el período invernal. Los aumentos para usuarios residenciales, si bien dependen de categorías y segmentos poblacionales, son en promedio de 1.000% acumulado respecto a diciembre pasado, luego de los incrementos en las tarifas en el primer cuatrimestre y la quita de subsidios que anunció el Gobierno desde junio.
Cabe destacar que los servicios de energía se encuentran divididos en tres categorías residenciales en base a los niveles de ingresos que perciben según el esquema de segmentación vigente desde 2022: los de altos ingresos (N1) estaba contemplado que paguen más caro la energía. Los de ingresos bajos (N2) y los de ingresos medios (N3) tienen “bonificaciones en sus tarifas” pero con un tope de consumo.
Los últimos datos oficiales arrojan que la franja N1 comprende a 5,3 millones de hogares; la N2 a 8 millones y la N3 a 2,7 millones de familias. La categorización depende de los ingresos que percibe cada hogar respecto a la Canasta Básica Total (CBT) del Indec.
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