California es un estado rico, progresista y soleado. No hacen falta más ingredientes para liderar la transición energética de Estados Unidos. Ningún otro estado obtiene más energía del sol. Y ninguno se le acerca en la instalación de baterías para seguir aprovechándola por la noche.
También en California se hace de noche. Cuando cae el sol, los paneles solares no funcionan y la demanda de electricidad aumenta, a medida que la gente va llegando a casa del trabajo.
Para llenar el vacío que deja la generación de energía solar, las compañías eléctricas aumentan la quema de combustibles fósiles, como el gas natural. Pero en California, esta dinámica está cambiando a pasos agigantados.
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