Bolivia dejaría de exportar gas en 2030

Para Argentina, Vaca Muerta es clave para el autoabastecimiento de gas y, potencialmente, generar un complejo exportador para la región y el mundo, a través del gas natural licuado (GNL). La palabra clave es autoabastecimiento, dado que a los precios volátiles del GNL también se le suma la caída de la producción gasífera de Bolivia, un histórico proveedor tanto para Argentina como para Brasil.
Wood Mackenzie indica que el desplome boliviano tocará fondo en 2030, cuando de los 1400 millones de pies cúbicos por día de 2022 (mmcfd) pase a producir un mínimo de 400 millones (mmcfd). En las medidas que se utilizan en Argentina, sería pasar de unos 39,7 millones de metros cúbicos diarios a apenas 11,3 MMm3/d. Neuquén, con Vaca Muerta a la cabeza, alcanzó 91,6 MMm3/d de shale gas en agosto último, un récord histórico y que apunta a ser una constante si termina la construcción del gasoducto Néstor Kirchner.
El informe suma el análisis de Amanda Bandeira, analista de Upstream para América Latina de Wood Mackenzie. «Con pocos descubrimientos nuevos y poca oferta en campos maduros, la producción comenzará a disminuir a un ritmo mucho más rápido. Actualmente, la demanda interna consume alrededor del 30 % de la oferta total. Para 2030, es probable que la demanda interna supere esta oferta y es posible que veamos a Bolivia convertirse en un importador«, sostuvo.
En octubre del año pasado, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) anunció el Plan de Reactivación del Upstream (2021-2025), que incluía la exploración de áreas convencionales y no convencionales. La empresa estatal desembolsó 400 millones de dólares en 2022 para poner en producción recursos gasíferos, que viene en declive desde 2015, con un ligero aumento en 2021.
Todos esos esfuerzos significaron apenas tres pozos perforados de los 20 anunciados, ninguno presentó resultados exitosos. Para la consultora internacional, Bolivia necesitará un gran impulso de exploración y nuevos descubrimientos para revertir la tendencia de producción. No obstante, Bolivia es un país poco competitivo en términos fiscales en América Latina, por lo que tiene dificultades para atraer capital extranjero.
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