El escenario de oferta y demanda regional de gas natural ha cambiado sustancialmente en la última década. El cambio de rumbo hoy está dado, por un lado, por el crecimiento de producción de Vaca Muerta, capaz de cubrir una demanda de más de 60 MMm3 que con el shale neuquino, y, por el otro, por la caída de la producción y reservas de gas boliviano que hoy está por debajo de los 35 MMm3/día.
El proceso puede acelerarse aprovechando la infraestructura de gasoductos ya existentes con la puesta en marcha del segundo tramo del Gasoducto Néstor Kirchner y revirtiendo el Gasoducto del Norte, operado por TGN, para alcanzar la frontera con Bolivia. En este contexto, los expertos aseguran que el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) podría impulsar este tipo de inversiones.
Se estima que, para el año 2029, Bolivia sólo podrá abastecer su mercado interno y cubrir una demanda de 13 MMm3/d en un escenario donde difícilmente se revierta esta tendencia ya que los últimos hallazgos de pozos no han dado resultados comerciales favorables.
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