Bolsonaro: victoria millonaria con la privatización del gigante Eletrobras

Brasil avanzó plenamente en el proceso de liquidación de su participación mayoritaria en la empresa de energía eléctrica más grande de América Latina, Eletrobras.
En la operación, el Estado redujo su participación en la firma desde casi 70% a 40%. Los nuevos papeles comenzarán a ser negociados del próximo lunes cuando el Estado dejará de ser el controlante de la firma.
Centrais Elétricas Brasileiras SA, como se conoce formalmente a la empresa con sede en Río de Janeiro, emitiendo nuevas acciones a medida que el banco nacional de desarrollo BNDES se deshizo de su parte en la empresa.
Es probable que las ganancias se utilicen para financiar subsidios y otras medidas de ayuda de cara a las elecciones presidenciales de octubre, en las cuales el presidente Jair Bolsonaro busca la reelección frente al ex mandatario socialdemócrata Luiz Inacio Lula da Silva.
Bolsonaro necesita tranquilizar a los inversores que cuestionan su compromiso con una real agenda liberal y, a la vez, aumenta su popularidad entre los brasileños que lo culpan por la inflación galopante del país.
Los precios al consumidor que subieron casi un 12% anual, se convirtieron en un tema decisivo para la campaña del mandatario.
“Es una grata sorpresa”, dijo Silvio Castro, socio fundador y director de inversiones de Grimper Capital en San Pablo, indicando que la ventana para la venta se estaba cerrando rápidamente a medida que el país se acercaba a las elecciones. “Permitirá que el debate sobre la privatización gane fuerza”, añadió.
Aunque parecen solo discursos electorales. Se recuerda en Brasil que en las dos presidencia del centroizquierdista, la gestión económica tuvo un fuerte sesgo liberal generó en esos años la mayor tasa de ganancias para la banca y las corporaciones privadas del país.
La amenaza de cancelar la venta de Eletrobras es también muy retórica. Se requeriría que le gobierno obtuviera la autorización del Congreso para gastar una suma de dinero considerable para recomprar las acciones.
También generaría dudas sobre la seriedad del nuevo gobierno de respetar los contratos, inquietando a los inversionistas. Según los analistas, Lula más bien, preferiría ser el piloto de esas privatizaciones en lugar de Bolsonaro.
Precisamente el acuerdo de Eletrobras, que recibió la aprobación del tribunal de cuentas y del Congreso, se convertirá en la segunda oferta de capital más grandes registrada en el país después de la venta de acciones de Petrobras por US$ 70 mil millones en 2010.
Esa operación se realizó al final del segundo gobierno de Lula Da Silva que lo celebró en su momento, como la “mayor del mundo”. Eletrobras es, también, la mayor privatización brasileña desde la venta de Telecomunicações Brasileiras S.A en 1998.
A pesar de los intentos legales de última hora de descarrilar la operación, hubo suficiente apetito de los inversionistas para que el acuerdo tuviera éxito.
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