China ha iniciado estos últimos años una cantidad considerable de proyectos que son tremendamente ambiciosos. Tiene en marcha la Nueva Ruta de la Seda, se ha propuesto liderar en la creación de baterías para coches eléctricos y también en el segmento de los paneles solares. Otro objetivo es exprimir sus desiertos. Es por ello que ha emprendido la construcción de enormes granjas solares, pero también ha empezado a hacer agujeros kilométricos.
Uno de ellos es el Shendi Take-1 que, con sus casi 11 kilómetros de profundidad, es una proeza considerable. Y se espera que sea extremadamente rentable.
Taklamakán. Ubicado en la región más occidental de China, este desierto no sólo es enorme: es una mina. Un yacimiento, mejor dicho, y uno que la empresa de petróleo China Petroleum & Chemical Corporation, o Sinopec, está explotando a base de bien. Se estima que en esta cuenca se encuentra una de las reservas de petróleo y gas más prometedoras de China y Sinopec tiene más de un centenar de pozos en la región.
El problema es que es una zona en la que está bien enterrado y se estima que gran parte de las reservas se encuentran entre los 6.000 y los 10.000 metros. En noviembre de 2023, Sinopec inauguró el Project Deep Earth 1-Yuejin 3-3XC, un pozo de más de 9.400 metros de profundidad para extraer petróleo en esa capa ultraprofunda. Y, aunque fue un logro por lo rápido que lo construyeron, acaba de ser eclipsado por un pozo de una compañía rival.
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