La Central Nuclear Atucha I inició su construcción en junio de 1968 y se convirtió en la primera central nuclear de potencia de América Latina, al ser conectada al Sistema Eléctrico Nacional en marzo de 1974. Si bien es la primera central argentina, todos sus sistemas de seguridad fueron actualizados y cumplen con las exigencias locales e internacionales.
Teniendo claro que la energía nuclear es una de las claves de la transición energética, es necesario reacondicionar la central para mantener la potencia instalada.
En este contexto, esta semana la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina S.A (NA-SA) presentó al Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires un estudio de impacto ambiental para el proyecto de extensión de la vida útil, lo que le permitirá operar por un nuevo ciclo de vida de 20 años.
La parada de reacondicionamiento tendrá una duración de 30 meses a desarrollarse entre 2024 y 2026, y, según Nucleoeléctrica Argentina, implicará la creación de 2.000 puestos de trabajo, así como la generación de oportunidades para proveedores nacionales calificados para las tareas de construcción y fabricación de componentes.
El comienzo del trabajo que dio como resultado el informe se dio el año pasado cuando el presidente del Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Carlos Bertoni, y el presidente de NA-SA, José Luis Antúnez firmaron acuerdos de colaboración para la capacitación de recursos humanos, investigación hidrológica, estudios ambientales, incorporación innovadora de redes de alerta y desarrollo de infraestructura tecnológica.
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