Dos eventos recientes expusieron la encrucijada energética de Argentina: un fuerte aumento de las exportaciones petroleras y del saldo comercial energético, junto con el enorme pero complejo potencial del gas. Estos se suman a dos grandes desafíos: concretar cerca de USD 150.000 millones en inversión para desarrollar Vaca Muerta a pleno y superar no solo el próximo verano -en el que, según ya advirtió el Gobierno, habrá cortes de electricidad- sino también los dos o tres siguientes.
Durante el encuentro anual del Instituto de Energía de la Universidad Austral, centrado en los desafíos de infraestructura de gasoductos, oleoductos, electricidad y el “midstream” petrolífero y gasífero, el interventor del Enargas, Carlos Casares (quien durante el gobierno de Mauricio Macri fue el primer funcionario regulador aprobado por el Congreso) planteó un gran objetivo: aumentar las reservas certificadas de gas de 14 TCF (Trillions of Cubic Feet, que en español serían billones de pies cúbicos, medida estándar de recursos gasíferos) a 400 TCF. “Esuna oportunidad que nos brinda la transición energética; si no las aprovechamos van a quedar en el subsuelo”, subrayó.
Casares explicó que Argentina consume 2 TCF por año, y si lograra exportar otros 2 TCF (5% a 10% del mercado internacional) tendría para 100 años. Sin embargo, reconoció, parte de esos recursos quedarán sin explotar, ya que la “ventana del gas” se cerrará antes. “El gran cuello de botella es la infraestructura; es lo primero que debemos resolver antes de buscar mercados”, enfatizó.
Lea la nota completa en Infobae.