Una de las principales actividades que motoriza la actividad de Vaca Muerta es el fracking. A la fecha, ya hay diez sets de fractura trabajando en los yacimientos con objetivo shale y se espera que cada mes se vean entre 1400 y 1600 etapas de fractura, si no es que este año puede superarse ese techo.
Sin embargo, uno de los temas que empezó a interesar a la industrial hidrocarburífera es cómo reducir las emisiones en todas sus operaciones, siendo la más difícil el fracking. Con los perforadores, comenzó a probarse pilotos de electrificación; pero en los sets algo similar parece lejano y se intentan otros métodos.
Por cada etapa de fractura, los sets consumen entre 10.000 y 12.000 litros de diésel. Además, el fracking es una operación clave dado que acapara el 60% de la inversión de los pozos horizontales de Vaca Muerta, cuyo costo ronda los 10 millones de dólares cada uno.
Las emisiones incluyen dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre, metano y demás gases que significan un desafío contenerlos. Las operadoras, que en su mayoría son internacionales y buscan estandarizar sus políticas ambientales, quieren llegar al Net Zero (ninguna emisión contaminante) hacia el 2050.
En la Legislatura de Neuquén, el diputado provincial y exsecretario nacional de Energía, Darío Martínez, presentó un proyecto para «gasificar» los sets de fractura. El objetivo es que los sets reemplacen los motores por alternativas como las bombas a GNC, las turbinas de GNL o los kit bi-fuel que combinan con gasoil.
Lea la nota completa en Mejor Energía.