Del trilema energético a la Seguridad Energética: la oportunidad argentina

Por Luciano Codeseira
Co-Director del Instituto de Energía. Socio-Director de Gas Energy Latin America. Socio-Director de Ceibo Growth Strategies
Durante las últimas dos décadas la problemática global de la energía se plasmaba como un Trilema, el 2022 no solo se destacará como el año de mayor retroceso en términos de los tres objetivos: Equidad energética, Sustentabilidad Energética y Seguridad Energética. También será recordado como el año donde la centralidad absoluta la tuvo la Seguridad Energética.
Como ya se comentara en esta columna, la guerra rusa en Ucrania hizo que Europa reconsiderara su estrategia energética, elaborando planes para reducir la demanda de gas ruso en la UE en dos tercios antes de finales de 2022 y completamente para 2030, para reponer las reservas de gas para el invierno y asegurar el suministro de energía.
Pero a diferencia de Japón que apuesta por una sustitución del LNG importado por la seguridad que puede aportar un mayor producción estadounidense de GNL (incluso ofreciendo proporcionar el 75% de la financiación de un nuevo proyecto si es necesario), a la Unión Europea se le presenta un déficit de infraestructura: las terminales de importación de GNL que actualmente operan en Europa no son suficientes, se necesitarán al menos 3 años para que se construyan las terminales necesarias, además de intentar capturar toda FSRU que ande funcionando en mundo. Para ello se deberá asegurar una oferta confiable y basada en contratos a largo plazo, un escenario que a Argentina muy oportuno.
Los precios de referencia del gas en Europa cierran el mes de junio con subas hasta los 45 usd/MMbtu ante la necesidad de para llenar los sitios de almacenamiento antes del invierno (apuntan a un 80% de la capacidad antes del 1Nov para protegerse de posibles interrupciones, se ubican en 56% según datos de Gas Infrastructure Europe,) en un contexto critico de los envíos desde Rusia. Por otro lado, la parada programada (de 15 dias durante julio) gasoducto Nord Stream pone en vilo el suministro europeo y tensa los precios. Esto se presenta incluso en un contexto en el que Asia ha calmado su apetito por el LNG durante 2022 (temperaturas moderadas en invierno y lockdown recortaron en 10% las compras de LNG de Asia, una caía inédita que se percibe como un alza acelerada en 2023). Según WoodMackenzie las importaciones chinas, japonesas e indias cayendo un 11%, un 14% y un 25%, respectivamente, en lo que va del año.
En tanto en el mercado petrolero, si bien el aumento masivo en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, los bloqueos relacionados con la pandemia en Shanghái y la liberación histórica de las SPRs de EEUU han contribuido a la baja en los precios de crudo a nivel global, luego de 100 días de la guerra de Rusia contra Ucrania y sus consecuencias estarán desplazando unos 4,4 millones de bpd de crudo y derivados en el segundo semestre, poniendo en relieve la ausencia de Spare Capacity de crudo y combustibles
De manera tal que los mercados globales de petróleo y gas serán muy volátiles en los próximos meses y años en un marco de incertidumbre y restricciones en infraestructura. Estaremos frente a una revalorización de la seguridad de suministro y de esfuerzos por revertir el regreso del carbón (situación a la que fueron empujados países como Alemania, Italia, Austria y los Países Bajos)
La participación de AF en la Cumbre del BRICS, llevando la predisposición de la Argentina de incorporarse al bloque, y con el propósito de elevar a América latina como proveedora de Alimentos e Hidrocarburos, parece desafiar los objetivos tratados en su participación unas 72 horas después con su presentación en al G7 en Munich. Al complejo desafío geopolítico, se suma la problemática sobre la infraestructura global, en este punto los líderes del G7 dieron a conocer la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global (PGII) (600 B usd), un nuevo proyecto para las economías de mercados emergentes tanto para contrarrestar la “Belt and Road” Initiavive del China como para fortalecer la economía global y las cadenas de suministro promoviendo la seguridad nacional con Estados Unidos como catalizador, tal como se menciona en el comunicado de prensa de la Casa Blanca.
Argentina tiene una posibilidad concreta de ofrecer la seguridad energética que demandan las economías desarrolladas, de avanzar con una estrategia asertiva en términos de diplomacia externa y prudencia local durante los próximos años. El país puede generar un salto discreto en las exportaciones en solo 5 años de la mano del sector hidrocarburos, minería y energía. En montos cercanos al 50% de los ingresos por exportación del 2021. Existen proyectos que permitirían al país sumar en próximo lustro más de 35 B usd a las exportaciones energeticas argentinas, saneando la balanza comercial y balanza de pagos de los próximos años. Sortear las restricciones locales de infraestructura y construir confianza para encontrar offtakers merecen pensarse como parte del mismo problema y una ventana de oportunidad para dar con una solución, quizás definitiva, a los problemas estructurales de la economía argentina.