Historias de espías y auténticas meteduras de pata habrá muchas, y seguro que desconocemos un buen número de ellas. Sin embargo, pocas se pueden acercar a lo ocurrido en una de las montañas más famosas y majestuosas de nuestro planeta. Allí tuvo lugar hace varias décadas una peculiar excursión con fines poco éticos. Todo lo que podía salir mal, salió peor. De hecho, el plutonio sigue allí.
Nanda Devi. Para aquellos que no conozcan de qué hablamos, se trata de la segunda montaña más alta de la India y la vigésima tercera del mundo, con una altura de 7.816 metros. No es un pico cualquiera, ya que cuenta con un significado cultural y espiritual profundo, especialmente en la región de Uttarakhand, donde es considerada sagrada. La zona que rodea a Nanda Devi ha sido reconocida por su biodiversidad única como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El parque protege una variedad de especies y es ejemplo de la riqueza del Himalaya.
Además de su importancia natural y cultural, el enclave ha sido un símbolo de la aventura y el montañismo. Desde su primera ascensión en 1936, es un desafío para montañistas de todo el mundo. Por contra, su fragilidad ecológica ha restringida la región para proteger su entorno. Este último punto, como veremos a continuación, no siempre fue así.
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