El futuro de la energía requerirá un mayor sacrificio de los consumidores

Desde que Jimmy Carter era presidente de EE.UU., los gobiernos de todo el mundo no estaban sometidos a tanta presión para pedir a sus ciudadanos que reduzcan el consumo de energía en pos del bien común.
La necesidad de una mayor preservación de la energía se ha convertido en la primer prioridad. La guerra en Ucrania está obligando a Europa a frenar la dependencia de la energía rusa. La recuperación económica post-pandémica está creando escasez de energía en China. El rápido cambio a las energías renovables, los fenómenos meteorológicos extremos y los precios desorbitados de los combustibles están poniendo a prueba las redes eléctricas desde Texas hasta Pakistán.
La lucha contra el cambio climático en las próximas décadas hará que la situación sea más difícil, y las políticas gubernamentales sólo pueden llegar hasta cierto punto para hacer frente a los desafíos. Eso significa que los dirigentes recurrirán cada vez más a los ciudadanos de a pie para que hagan sacrificios más allá de pagar precios exorbitantes en el surtidor de gasolina.
El esfuerzo realizado por Japón la semana pasada para evitar un apagón catastrófico es el último ejemplo de lo que la gente puede enfrentar pronto en todas partes, y de cómo un enfoque unificado puede marcar la diferencia.
La energía ha escaseado en todo el mundo tras la invasión rusa de Ucrania. Pero la situación en Japón se agravó repentinamente el martes, después de que un terremoto ocurrido una semana antes cerrara centrales eléctricas clave y el clima más frío aumentara la demanda de calefacción, amenazando con cortes eléctricos en todo Tokio.
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