“El gran desafío es posicionar el crudo Medanito en las refinerías internacionales”

Rystad Energy es una de las principales consultoras internacionales del universo de la energía en todos sus segmentos. Conversamos con su vicepresidente para Latinoamérica, Ernesto Díaz, quien se muestra asombrado por la creciente productividad de Vaca Muerta. “Puertas adentro, es la principal buena noticia de los últimos tiempos”, sentencia.
En apenas cuatro años, resalta, se duplicó la producción acumulada de los pozos en la formación no convencional de la Cuenca Neuquina. “A este indicador se suman otros, vinculados con la longitud de las ramas laterales, la cantidad de etapas de fracturas, los volúmenes de fluidos que se están inyectando y las mejoras tecnológicas que se vienen adoptando. Todo esto hace pensar que la tendencia alcista en la productividad seguramente se va a mantener a futuro”, anticipa el experto.
En los últimos dos meses, precisa, más del 50% de los pozos perforados en Vaca Muerta superaron los 3.000 metros de longitud de ramas laterales. “Continuamente se siguen empujando los límites a partir del uso de nuevas tecnologías y la distribución de las arenas. Algunas perforaciones, especialmente de YPF, ya están llegando a los 4.000 metros”, cuantifica Díaz.
Según sus palabras, este desempeño positivo se encuentra alineado con lo que está pasando en Estados Unidos. “Dejando de lado Haynesville, que es una formación particular por sus niveles de profundidad, los datos de productividad de Vaca Muerta se ubican -en promedio- por encima de los verificados en Permean, Eagle Ford y Bakken”, compara.
En línea con lo que sucede en Norteamérica, añade, a nivel local se viene imponiendo la marca de casi cuatro pozos por pad. “También se están obteniendo productividades iniciales parecidas”, completa.
En 2018, evoca, se veían productividades petroleras acumuladas durante seis meses por 70.000 u 80.000 barriles. “Hoy, en tanto, estamos en el orden de los 250.000 barriles. Este incremento sustancial sobrepasa, incluso, a las productividades iniciales observadas en la mayor parte de los plays de Estados Unidos. Además, la curva de declino es menos pronunciada”, enfatiza.
¿Todavía hay margen para seguir elevando los niveles de productividad?, preguntamos a Díaz.
La pregunta es muy buena y no tiene una respuesta única, ya que depende de muchos factores que no se limitan a lo técnico. Algunos de ellos son la cadena de suministros, los cuellos de botella, las estrategias de desarrollo y, obviamente, los costos. Introducir mejoras de cualquier tipo, en términos de ramas laterales, capacidad de bombeo, diseño de perforaciones o tecnologías de completación siempre implica una relación costo-beneficio. Por otro lado, la Argentina no es un mercado abierto y transparente, sino que padece múltiples distorsiones.
En la extensión de las ramas laterales parece difícil que veamos una superación de los 4.000 metros, como puede verificarse en Estados Unidos. A nivel local, la ecuación costo-beneficio no resulta positiva porque se necesitan equipos mucho más potentes, con tecnologías más avanzadas que no son fáciles de conseguir. Aparte se precisan mayores volúmenes de arena. Por cuestiones macroeconómicas a las firmas de servicios se les complica importar equipamiento. Y, por si fuera poco, se requieren muchos más pozos y un mayor desarrollo de la formación, lo que obliga a tener más acceso al capital.
¿Era previsible, hace cinco años, el desarrollo que alcanzó la formación en este lapso?
La verdad es que nos sorprendió. Vale aclarar que hemos atravesado una pandemia, una guerra y muchas oscilaciones en los precios. Y si hacer pronósticos en esta industria con un umbral de cinco años resulta de por sí difícil a escala global, hacerlo en la Argentina lo es mucho más. Pero en las principales consultoras en las que trabajé se preveía una producción en Vaca Muerta cercana a los 160.000 barriles para 2022. Pensar en 180.000 barriles parecía ser demasiado optimistas. Y hoy estamos por encima de los 220.000 en un contexto con factores que nos juegan a favor y otros que juegan en contra, tanto a nivel mundial como regional y local.
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