Desde el mínimo de US$ 68 por barril registrado en diciembre de 2023, el precio del petróleo ya se recuperó casi un 30% hasta ubicarse en el rango de los US$ 87 por barril. De esta forma, la materia prima energética se posiciona en un nivel no visto desde el pasado octubre.
En los últimos tiempos, su tendencia alcista se aceleró, principalmente, por la inestabilidad geopolítica global, liderada por el conflicto en Israel y la guerra en Ucrania. No obstante, también hubo recortes de producción por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+).
En este contexto, el mercado está muy atento a la zona actual de precios de entre US$ 85 y US$ 90 por barril, que actuaría como resistencia, al menos de corto plazo, a pesar de los aspectos fundamentales que desequilibran la oferta y demanda.
«Me cuesta pensar que esa zona vaya a ser quebrada en forma directa. Me parece que, por lo menos desde ahí, podemos tener alguna corrección parcial. Pero, si la supera, se libera un movimiento de avance mucho más importante que indudablemente va por encima de los US$ 100», comentó Rubén Ullúa, analista técnico de mercados financieros.
En caso de que el petróleo sobrepase los US$ 100 por barril, como sucedió durante gran parte del 2022, la inflación en Estados Unidos y el resto del mundo volvería a recalentarse, impactando negativamente en toda la economía y el comercio internacional.
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