La criptominería argentina se acerca a un momento definitorio: su rentabilidad, la brecha entre su “costo operativo” -básicamente, consumo de energía- y su “facturación”, se achicará y hasta podría desaparecer con el aumento de las tarifas eléctricas y el próximo “halving” de bitcoin, como se conoce la reducción a la mitad de la recompensa en esa criptomoneda que reciben por cada “prueba de trabajo” exitosa.
Por el diseño original de Satoshi Nakamoto, la persona o grupo de personas que creó el bitcoin, cada 210.000 “pruebas de trabajo” (resolución de un “bloque” de operaciones, que pasa así a integrar la “cadena de bloques” o “blockchain”), la recompensa en esa moneda digital se reduce a la mitad, algo que sucede cada 4 años, aproximadamente.
A fines de 2021, en plena euforia criptominera, el valor del bitcoin se acercó a USD 70.000 y la “recompensa” por cada prueba de trabajo eran 6,25 bitcoins. El premio de una operación exitosa superaba así los USD 400.000 y la electricidad en la Argentina, gracias a los subsidios energéticos, era casi regalada, como muestran más abajo los gráficos de evolución del precio del kilowat/hora para los sectores comercial e industrial de pequeña escala.
Como contó Infobae, las bajas tarifas y el vuelo del bitcoin hicieron que entre 2021 y 2022 se establecieran en la Argentina entre 200 y 300 operaciones en negro de criptominería que operaban mayormente desde galpones o talleres “industriales” bonaerenses y oficinas del centro porteño engordando ficticiamente las estadísticas de producción industrial.
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