La economía española ha logrado alcanzar niveles récord de PIB y de empleo con menos emisiones a la atmósfera que en 2008 debido, sobre todo, al impacto positivo de los avances tecnológicos. Sin embargo, alcanzar los objetivos marcados para las próximas décadas y completar la transición energética implicará esfuerzos adicionales. España se ha comprometido a conseguir una economía con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en el año 2050 y está muy lejos de la meta.
Según un estudio conjunto de BBVA Research y Fedea publicado este lunes, Transitioning to Net-Zero: Macroeconomic Implications and Welfare Assessment, los avances tecnológicos de las próximas décadas no serán suficientes ni siquiera en el escenario más optimista, por lo que harán falta medidas de mitigación adicionales y todas ellas supondrán un coste en el bienestar de la sociedad a corto plazo. No obstante, el impacto resultará positivo a largo plazo porque los daños de no actuar contra el calentamiento global serían mucho mayores tanto en términos económicos como sociales.
Según el escenario base de la investigación, los avances tecnológicos lograrán hasta 2050 una reducción del 32,1% de las emisiones de carbono en comparación con 2019. Esto representa una contribución significativa al objetivo global de reducción del 70%, pero deja un 37,9% más de reducción por conseguir mediante políticas de mitigación.
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