Este año habría menos cortes de gas a la industria

Aunque los meteorólogos vaticinan que este invierno tendrá oleadas de bajas temperaturas y Argentina está limitada en el gas que puede aportar a los centros de consumo, se diluye la posibilidad de cortes masivos a la industria que lo consume. Cierto apoyo de la región y buenas lluvias darían alivio al abastecimiento, aunque no mejoran mucho el cuadro fiscal: las compras de gas licuado de petróleo por alrededor de US$1.000 millones mensuales complican las cuentas públicas y el cumplimiento de metas con el FMI.
En un escenario macroeconómico y energético complicado, se empiezan a divisar chances de que las empresas no tengan que sufrir cortes que compliquen su rutina de producción, paralizándola o encareciéndola por el uso de carburantes más caros.
Al menos, esas interrupciones no se estiman ahora ni masivas ni prolongadas como se temía hasta hace pocas semanas, según la visión de varios expertos que asesoran tanto al Gobierno como a grandes compañías.
Una de las claves es que se empezó a importar 1500 megavatios desde Brasil, producto de un reciente acuerdo gestionado por Martín Guzmán y Daniel Scioli, que dejó conformes hasta a los observadores más escépticos de la gestión oficial.
Ese swap le permitirá al país devolver la electricidad desde el fin de la primavera, momento en el que no hay que atender un pico de demanda por el frío. Al mismo tiempo, exime de desembolsar ahora los dólares para pagarla, punto medular de la fórmula.
El gas lidera la matriz energética local y lo que se produce internamente no alcanza para atender toda la demanda. Brasil depende prioritariamente de usinas hidroeléctricas, por lo que el clima puede ser un bálsamo o un castigo.
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