La balanza comercial energética de la Argentina fue superavitaria por segundo mes consecutivo después de casi tres años en rojo, un alivio para las reservas del Banco Central. El saldo acumulado anual fue positivo en febrero por USD 779 millones, según los datos del Indec que recopiló Andrés Borenstein, economista jefe de la consultora Econviews.
Tanto en el Gobierno como en el sector esperan que la tendencia se consolide este año para finalizar con resultado superavitario de al menos USD3.300 millones a partir de la puesta en marcha del Gasoducto Néstor Kircher, más exportaciones de Vaca Muerta y el impacto de la recesión sobre la demanda energética local. Para 2025, con el impulso necesario, ese valor podría incluso duplicarse.
Los datos que recopiló Borenstein muestran que el país inició 2024 con el pie derecho en materia de superávit energético. El acumulado en 12 meses había arrojado un resultado positivo de USD 303 millones y febrero saltó a USD 779 millones, es decir, más que se duplicó en ese lapso.
La última vez que el saldo acumulado anual había sido superavitario fue en junio del 2021, casi tres años atrás. En 2022, la guerra en Ucrania y la disparada de precios internacionales llevaron el rojo de la balanza local a su máximo en noviembre de 2022: USD 5.110 millones.
La política que llevó adelante el país en las últimas dos décadas implicó que se convirtiera en un importador neto de energía. Tal es así que entre 2011 y 2023 el déficit de la balanza energética fue de USD36.800 millones según la consultora Economía y Energía.
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