La Cuenca Pérmica confía en el fracking eléctrico para dejar de ser el yacimiento de petróleo más sucio del mundo

El petróleo está atravesando un momento clave en el actual contexto de transición energética. Según la Agencia Internacional de la Energía estima que la demanda global de crudo y de gas alcanzará su punto álgido en 2030, la cual, descenderá estrepitosamente en 2050 si los gobiernos cumplen el objetivo de cero emisiones netas. Por ello, numerosas petroleras han acelerado su producción en la Cuenca Pérmica tejana, uno de los campos de petróleo más grandes de EEUU. Muchas de ellas, además, han comenzado a electrificar el proceso de ‘fracking’ con el objetivo de emitir menos CO2. Sin embargo, ello ha comenzado a causar problemas en la red eléctrica, ya que no existe suficiente electricidad para todas estas empresas.

La producción de oro negro en la Cuenca Pérmica en 2023 fue de 6,185 millones de barriles de crudo diarios, un volumen récord que supuso un incremento del 10% respecto al año anterior, y que supera al crudo producido por Irak, Emiratos Árabes Unidos o Kuwait. Sin embargo, este nivel productivo ha convertido a la Cuenca Pérmica en el yacimiento de crudo más sucio del mundo: en 2022 emitió 200 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, es decir, un 25% más que el yacimiento ruso de Astrakhanskoye. Por ello, algunas petroleras cedido a la presión de la opinión pública y han optado por electrificar sus métodos de extracción para reducir las emisiones de CO2 y, sobre todo, mejorar la eficiencia de sus operaciones.

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Diplomatura en producción de litio