Las grandes petroleras se centran en nuevos yacimientos que puedan ser rentables incluso si los precios caen a unos 30 dólares por barril, aprovechando un tercer año de aumento de la demanda para ajustar sus carteras en un momento de incertidumbre sobre el futuro del sector.
El cambio a yacimientos con puntos de equilibrio más favorables ocurre tras ciclos más profundos y frecuentes en la última década, y además refleja la creencia de los ejecutivos de que los altos precios pueden no durar. «Después de tres grandes desplomes de los precios del petróleo en 15 años, se acepta en general que es probable que haya otro», dijo Alex Beeker, director de investigación corporativa de la consultora energética Wood Mackenzie, a Reuters.
La incertidumbre y la exigencia de rentabilidad por parte de los inversores explican que los directivos se centren en la compra de producción de petróleo de bajo costo y en la flexibilidad para ajustar el bombeo en respuesta a las oscilaciones de precios.
Exxon Mobil y Chevron gastaron el año pasado más en pagar a sus accionistas que en nuevos proyectos, señal del deseo del sector de recuperar el favor de los inversores.
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