Licuar el gas para exportarlo: un negocio para grandes

Los inversores dispuestos a desembolsar un mínimo de US$1000 millones en una planta para licuar gas con miras a exportarlo, tendrán que construir su propio gasoducto desde Vaca Muerta para vender al mundo sin restricciones. Es una de las condiciones de un estratégico proyecto de ley que Economía planea enviar al Congreso y cuyo borrador abrió fuerte polémica con las empresas del rubro.
A fin de año la secretaria de Energía, Flavia Royón, anunció que el ministerio de Sergio Massa enviaría al Parlamento al menos dos propuestas que deberían servir para atraer inversiones de envergadura en el área energética. Una para diseñar un régimen para promover la producción y exportación de hidrógeno. Otra, para facilitar la producción de gas natural licuado (GNL).
Para que se consolide el boom exportador de hidrocarburos que avizoran tanto en el Gobierno como en las empresas privadas es necesario licuar el gas, lo que permite despacharlo por barco al mundo. De lo contrario, las expectativas se limitan a vender por caño algo a Chile y a Brasil, lo que frustra el anhelo de generar un ingreso masivo de divisas.
Pero las inestables condiciones macroeconómicas locales no le permiten a la Argentina competir con otros destinos de los grandes capitales, Estados Unidos entre ellos. Una planta de licuefacción vale varios miles de millones de dólares y tarda unos años en su ejecución, cuestiones que extreman los riesgos.
A fin de atenuarlos, el Gobierno bosquejó un proyecto que crea un régimen promocional a 30 años para proyectos de inversión, a los que, además de desgravaciones, se les promete expresamente estabilidad regulatoria y fiscal.
El texto empezó a circular en un testeo informal entre las productoras, varias de ellas con iniciativas de GNL en diferente grado de avance.
Exelerate y TGS tienen un proyecto en ejecución de pequeña envergadura pero escalable; YPF y Petronas volvieron a anunciar hace días una ambiciosa propuesta integral que concatena desde la desde la producción de gas a su licuefacción, pasando por un ducto que ligue los dos puntos. Iniciativa a la que el proyecto en ciernes daría gran respaldo.
Pero hay otras muchas ideas inversoras germinando, a la espera de que alumbre esta iniciativa. El circuito que se genera es similar al que se describió con la mega ley para promover hidrocarburos que Alberto Fernández anunció frente a los máximos ejecutivos empresarios en el Museo del Bicentenario y pero aún no vio la luz.
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