Nunca es bienvenida pero la caída del precio de los granos es una noticia más que inoportuna para el equipo económico. Si la falta de dólares es uno de los principales obstáculos para eliminar el cepo cambiario, la soja con una cotización por debajo de los USD 360 millones la tonelada suma otro grado de dificultad que contribuye a la demora de la tarea.
Eso es al menos lo que se percibe en el mercado: en sus últimas referencias al cepo, el presidente Javier Milei envió señales de poco apuro en su eliminación –”Es mentira que no se pueda crecer con cepo, eso es una falacia”, dijo–, lo que luego confirmó el ministro de Economía, Luis Caputo, al insistir en que lo importante no es “salir antes” sino “salir bien”.
En esa salida que busca el ministro, contar con casi USD 5.000 millones menos de la cosecha durante el año que viene no es precisamente lo ideal. En parte porque, con o sin cepo, la salida de la recesión requerirá, indefectiblemente, de un mayor flujo de divisas del que demandó hasta ahora la economía.
La cifra surge de proyecciones sectoriales bajo el supuesto de que no se recuperan las cotizaciones de los granos (pero que tampoco caen más).
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