Mientras el Congreso debate el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones, un instrumento que el Gobierno considera esencial en términos del desarrollo económico, el Proyecto Argentina GLP (YPF-Petronas), evaluado como la inversión extranjera más importante de la historia de nuestro país, es objeto de un insólito tironeo entre jurisdicciones, respecto a su lugar de emplazamiento.
Estudios de factibilidad comparativos e ingeniería conceptual, importantes decisiones técnicas y jurídico/administrativas, reserva de tierras, evaluaciones ambientales, que bien pueden considerarse un principio de ejecución, fueron llevadas adelante en el área portuaria de Bahía Blanca, por YPF primero y luego en conjunto con Petronas, al ser incorporada esta como socio del emprendimiento. De este modo no cabía ningún tipo de duda acerca de su lugar de radicación. Sin embargo a partir del cambio de autoridades en la petrolera estatal y en el contexto del tratamiento de la Ley Bases, comenzó a barajarse la alternativa del Puerto de Punta Colorada en la Provincia de Rio Negro.
La enorme importancia estratégica que para el país reviste la pronta concreción de un emprendimiento de esta naturaleza requiere no anteponer el carro a los caballos. En otras palabras, la urgente necesidad de aprovechar la breve ventana de oportunidad que el mundo nos ofrece en cuanto al uso de combustible de origen fósil exige asegurar su inversión en un ámbito apropiado y probado por sus condiciones de infraestructura y operatividad, entorno socioambiental, experiencia y antecedentes de nivel internacional en la materia. Innovar sobre la marcha respecto a su lugar de radicación hacia un área de incipiente desarrollo o de usos no previstos, en nada ayuda al rápido avance de este imprescindible proceso de inversión.
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