Riesgo climático: escenarios en empresas energéticas

Cómo pueden influir en el devenir de las compañías energéticas el cambio climático y las regulaciones orientadas a su mitigación y adaptación.
Tradicionalmente, la evaluación de los riesgos y oportunidades vinculados con el cambio climático era asociada por diversos autores con la exposición a riesgos físicos, incluyendo los agudos, tales como las sequías, incendios, inundaciones u olas de calor, y los denominados riesgos crónicos, como los cambios en los niveles de lluvias y el crecimiento del nivel del mar o de la temperatura media global, así como el incremento de la frecuencia, intensidad y duración de los fenómenos meteorológicos extremos (IPCC, 2001), que se han exacerbado y vuelto más evidentes durante los últimos años (IPCC, 2012).
A estos factores de riesgo físicos se suman aquellos vinculados con regulaciones nacionales e internacionales y con fenómenos tecnológicos, sociales y de mercado derivados de la acción global contra el cambio climático, denominados riesgos de transición(TCFD, 2017a).
En este contexto, y bajo la premisa de que, a través de diversas vías de propagación, el riesgo climático constituye una amenaza para el sistema financiero global (Financial Stability Board / FSB, 2021), el Consejo de Estabilidad Financiera creó en 2015 el Grupo de Trabajo sobre Declaraciones Financieras Relacionadas con el Clima (en adelante, TCFD).
En 2017, el TFCD publicó una serie de recomendaciones diseñadas para presentar información útil para la toma de decisiones, con visión de futuro sobre los impactos financieros del cambio climático y de las acciones requeridas, y con énfasis en los riesgos y oportunidades relacionados con la transición a una economía de bajas emisiones de carbono (TCFD, 2017a).
Dichas recomendaciones abarcan la gobernanza sobre estos tipos de riesgos y oportunidades, la estrategia de las organizaciones y la planificación para enfrentar los riesgos y aprovechar las oportunidades, la gestión de riesgos (los procesos utilizados por las organizaciones para identificarlos, evaluarlos y gestionarlos), y el establecimiento de métricas y objetivos para su gestión y evaluación (TCFD, 2017a).
Los nexos que vinculan al sector energético y la cuestión climática son múltiples, y actúan en una doble vía: (i) a nivel global, este sector representa más del 70% de las emisiones directas e indirectas de Gases de Efecto Invernadero (GEI), responsables del cambio climático (IPCC, 2014), y (ii) la actividad energética tiene alta exposición tanto a los riesgos físicos (por ejemplo, a través del impacto sobre la generación hidroeléctrica de cambios en la hidraulicidad, el daño a la infraestructura, y variaciones de demanda o del rendimiento termoeléctrico), como a los riesgos de transición, cuya materialización durante los últimos años puso de manifiesto la alta exposición a los cambios en las preferencias de los inversores. En consecuencia, el planeamiento (público y privado) del sector energético debe considerar las implicancias de su exposición a ambas facetas del riesgo climático.
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