Comenzó el debate de Ley Bases en el Senado, y en medio de la discusión y las chicanas legislativas entre el oficialismo y la oposición por la norma que es la columna vertebral de los cambios iniciales que pretende el gobierno de Javier Milei, desde el sector privado se renovó una nueva duda.
Si no se aprueba ese cuerpo legal, sobre todo el capítulo de incentivo a las grandes inversiones, el Régimen de Grandes Inversiones, o RIGI, no podrá hacerse el proyecto de la planta de gas natural licuado, GNL, e infraestructuras aledañas para exportar el gas y el potenciar definitivamente a Vaca Muerta. En el sector energético hay coincidencia al respecto. Esa planta es la instalación necesaria para transformar el gas y hacerlo exportable por medio de barcos, los mismos que hoy importa el país y que generaron fuerte impacto en el gasto de dólares del Tesoro y el BCRA en los últimos años (aunque mucho menos desde que funciona el Gasoducto Néstor Kirchner que inyecta fluido a red nacional y ahorra, en parte, esas importaciones).
El proyecto que nació en el gobierno de Alberto Fernández tiene plena continuidad en éste. Y no es para menos: se trata de la mayor obra de infraestructura de la historia argentina que permitiría, desde 2031 y si se cumplen las previsiones oficiales, exportaciones anuales totales por unos USD 30.000 millones (gas y también crudo).
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