Superávit comercial por altos precios de petróleo

Brasil registró en 2022 un superávit récord en su balanza comercial por segundo año consecutivo. Las exportaciones de energía volvieron a mostrar un buen desempeño, con un crecimiento de 39,5% en el valor de las exportaciones de petróleo crudo.
La Secretaria de Comercio Exterior del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios divulgó este lunes los resultados preliminares de la balanza comercial brasileña. Brasil registró un superávit comercial de US$ 62.300 millones, un incremento de 1,5% con respecto al 2021.
Las exportaciones finalizaron en US$ 335.000 millones, el mayor valor en la serie histórica, con un crecimiento de 19% en la media diaria exportada en relación a 2021. El resultado fue impulsado por los precios de los bienes exportados, que registraron un aumento del 23,4%. El volumen de compras externas creció un 2,6%.
Las importaciones también registraron su mayor valor histórico, cerrando en US$ 272.700 millones, un incremento del 24,3% anual.
Exportaciones de energía
Las exportaciones agropecuarias representaron el grueso de las exportaciones brasileñas. La soja lideró el rubro con exportaciones por US$ 46,700 millones, creciendo un 20,8% con respecto a 2021.
No obstante, las exportaciones de petróleo registraron un mayor crecimiento en su valor. Las exportaciones de crudo totalizaron US$ 42,700 millones, un crecimiento de 39,5%. Las exportaciones de aceites combustibles de petróleo (fueloil) o de minerales bituminosos (exceptuando los aceites crudos) fueron de US$ 13.000, un incremento de 79,5%.
El crecimiento del valor del crudo exportado compensó la caída en el valor de las exportaciones de mineral de hierro y concentrados, que cerraron en US$ 28.900 millones, un 35,3% menos que en 2021.
Como contra cara del efecto de los precios internacionales del crudo, las importaciones de fueloil y aceites de minerales bituminosos finalizaron en US$ 23,600 millones, un crecimiento de 75,3%. Quedaron solo por detrás de las importaciones por US$ 24.800 millones en abonos y fertilizantes químicos (excepto fertilizantes crudos), que crecieron un 63,3%.
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