Un RIGI menos rígido

El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones incluido en el Proyecto de Ley de Bases es necesario para el sector energético, pero merece ser modificado y/o complementado para que sea útil en la promoción del desarrollo productivo del país.

Para explicar esta afirmación es dable recurrir al caso del Gas Natural Licuado (GNL). La Argentina complementa su oferta local de gas con importaciones de GNL desde 2008 en Bahía Blanca y 2011 en Escobar. En el pico de déficit (2013/14) se importaron más de 160 buques de GNL/GO a un precio de 15 USD/MMBTu. En 2022 se importaron 43 cargamentos a un promedio de 30 dólares la unidad –por la guerra en Ucrania–, y este año se importarán unos 25 buques (estamos pagando US$10 de promedio). Pero aquí está el desafío: pasar a exportar nosotros el GNL, puesto que los recursos potenciales y excedentes de Vaca Muerta nos permitirían vender en el mercado global unos 250 cargamentos por año. Ahora bien, ¿el Proyecto de Ley estimula esta posibilidad? Veamos.

Hidrocarburos para exportación y mercado interno

El texto “Bases” modifica de forma estructural un régimen que tiene más de medio siglo de vigencia (decreto-ley 17.319/67). En particular, rompe con la regla del autoabastecimiento (ratificada en la ley de Soberanía de 2012) que establece “primero mercado interno”, y la cambia por otra premisa: la seguridad energética y la maximización de la renta a partir de la actuación libre en el mercado de producción y comercialización. El fundamento es claro: estamos en un “paradigma de la abundancia”, pues con los recursos de Vaca Muerta en crudo y gas se podrían alcanzar los 30.000 MUSD de exportaciones en 2030, una balanza comercial energética superavitaria y coadyuvar a la eliminación de la endémica restricción externa de la economía. De ahí que el objetivo último de tener energía confiable (segura), asequible (pagable) y baja en carbono (emisiones decrecientes) sea una realidad tangible a mediano plazo, máxime desde la atalaya actual: los recursos no convencionales ya representan la mitad de la energía que consume el país.

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