La Secretaría de Energía habilitó el viernes pasado de manera transitoria la venta de gasoil con hasta 800 partes por millón (ppm) de azufre en todas las estaciones de servicio del país. Lo que autorizó, en rigor, es que ese tipo de diésel —que se utiliza para generar energía en las centrales termoeléctricas— pueda ser comercializado de forma excepcional como gasoil grado 2, que por reglamentación oficial no debería superar las 500 ppm de azufre.
La decisión de la cartera que dirige Flavia Royón se explica por una razón concreta: apunta a reforzar, justo a la salida de la crisis de abastecimiento que afectó al país la última quincena de octubre, la oferta de gasoil para garantizar el consumo del combustible en las próximas semanas, cuando se acelerará la demanda del agro por la siembra de soja y maíz. Por eso, al habilitar un waiver para que se pueda vender en surtidores un combustible con mayor contenido de azufre y, por lo tanto, más contaminante, el gobierno pretende evitar nuevos faltantes en el mercado local.
En los hechos, la resolución de Energía permite instrumentar formalmente un acuerdo alcanzado entre YPF, la petrolera controlada por el Estado, y CAMMESA, la empresa encargada del despacho de combustible para el sector de generación eléctrica. A partir de ese entendimiento, Cammesa se comprometió a prestarle a la empresa que preside Pablo González hasta 200.000 de los 400.000 metros cúbicos (m3) de gasoil que mantiene stockeado en sus plantas de almacenamiento. “Cammesa siempre importa gasoil con hasta 800 ppm de azufre porque es un poco más barato. El waiver que autorizó la Secretaría lo que permitió es que ese gasoil, que se utiliza para generar energía en las usinas térmicas, pueda ser comercializado en la estaciones de servicio y en el canal mayorista”, explicó a EconoJournal un directivo de una petrolera bajo reserva de nombre.
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