Vaca Muerta se prepara para el despegue

Desde que comenzó a producir hace poco más de una década, Vaca Muerta es la esperanza de los distintos gobiernos de desarrollar una industria exportadora competitiva que genere las ansiadas divisas para la economía argentina. Los trabajos realizados desde entonces en la cuenca neuquina, que tiene la segunda reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo no convencionales, parecen alentar los sueños de una Argentina que gane peso en el mercado internacional de los hidrocarburos, con récords de producción que se baten año tras año.
En mayo, último dato disponible al cierre de esta edición, Vaca Muerta llegó a producir 57,3 millones de m3 diarios, un 10,7% más que en el mismo mes de 2022 y 11,1% más que en abril. En tanto, se registró un alza interanual del 26,2% (+0,2% en relación con abril), con 295.900 barriles diarios en la extracción de petróleo no convencional. De esta manera, la producción de gas no convencional representa el 42 % de la producción total de gas en la Argentina, mientras que en el caso del petróleo no convencional alcanza el 46% sobre la suma de la actividad en el país.
Pese a estos números auspiciosos, el crecimiento ya se está encontrando con cuellos de botella en la evacuación de la producción. Para poder seguir incrementando la extracción es necesario invertir en infraestructura de transporte que permita llevar los hidrocarburos a los centros de consumo, a los puertos y a los países vecinos, para su exportación.
Un primer paso se dio el 9 de julio, cuando se inauguró el Gasoducto Néstor Kirchner (GNK), construido en 10 meses, y que saltea las restricciones en la capacidad de transporte de gas desde la cuenca neuquina (mediante los gasoductos Neuba I y II) hasta los centros de consumo en Buenos Aires, con una capacidad extra de 11 millones de m3 diarios entre Tratayén (Neuquén) y Salliqueló (Buenos Aires). La segunda etapa, que llegará hasta San Jerónimo (Santa Fe), estaría lista el mes próximo.
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