a estrategia de apostar por nuevas cuencas en detrimento de las zonas petroleras «maduras» establecida por la directiva de YPF poco a poco comienza a cobrar forma. Enfocada en expandir el rendimiento de Vaca Muerta y su reserva de hidrocarburos no convencionales, la estatal acaba de concluir su primera etapa de exploraciones en la provincia de Mendoza. En ese territorio, la firma pone sus fichas en el extractivismo que puede activar en el área de Malargüe y la intención de la empresa a mediano y largo plazo es integrar a ese distrito a la producción que ya se lleva a cabo en Neuquén. Al mismo tiempo, la estatal puso primera en el desarrollo de Palermo Aike, un área en la provincia de Santa Cruz que en el ámbito petrolero es observada como una potencial «segunda Vaca Muerta». YPF interviene en ese proyecto en sociedad con Compañía General de Combustibles (CGC), propiedad de Eduardo Eurnekian.
Según se indicó desde la empresa estatal, las tareas de exploración en Mendoza contarán con una segunda instancia ya en 2025. La idea de fondo es promover un corredor de gas y petróleo no convencionales que se prolongue desde la zona de Añelo, en Neuquén, hasta la mencionada Malargüe.
«Los pozos perforados en el extremo sur del departamento de Malargüe fueron descubridores de petróleo y permitirían a la compañía extender los límites productivos de la formación, más allá del hub core que se encuentra principalmente localizado en Neuquén», expusieron fuentes de la petrolera.
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