El año pasado, contra todo pronóstico, Rusia logró aumentar su producción de petróleo a pesar de haber sido golpeada con duras sanciones, una gran cantidad de compañías de servicios petroleros que abandonaron el país, así como la negativa de los países occidentales a comprar su crudo en su mayor parte.
De hecho, Energy Intelligence informa que en 2022, la producción de crudo y condensado de Rusia aumentó un 2%, con una producción de petróleo de 10,73 millones de b / d, por encima del pronóstico del Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia de 10,33 millones de b / d.
Rusia logró lograr esta hazaña principalmente ofreciendo enormes descuentos a compradores como China e India, con el estratega petrolero de Bloomberg, Julian Lee, informando que los dos estaban recibiendo descuentos de $ 33.28 por barril, o alrededor del 40% de los precios internacionales del crudo Brent en ese momento.
Pero Moscú no puede seguir desafiando las probabilidades indefinidamente. BP Plc (NYSE: BP) ha pronosticado que es probable que la producción del país reciba un gran golpe a largo plazo, con una disminución de la producción del 25% al 42% para 2035. BP dice que la producción de petróleo de Rusia podría disminuir de 12 millones de barriles por día en 2019 a 7-9 millones de bpd en 2035 gracias a la reducción de nuevos proyectos prometedores, acceso limitado a tecnologías extranjeras y una alta tasa de reducción en los activos operativos existentes.
En contraste, BP dice que la OPEP se volverá aún más dominante a medida que pasen los años, con la participación del cartel en la producción mundial aumentando a 45% -65% para 2050 desde poco más del 30% actual. Malas noticias para los alcistas: BP sigue siendo pesimista sobre las perspectivas a largo plazo para el petróleo, diciendo que es probable que la demanda de petróleo se estabilice en los próximos 10 años y luego disminuya a 70-80 millones de bpd para 2050.
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